martes, 7 de junio de 2011

Un mundo perfecto


Empresarios y políticos de henchidas barrigas acompañados de sus esposas perfectas, rubísimas, cenan copiosamente, mantienen conversaciones banales y ríen despreocupadamente mientras ven dramáticas imágenes en pantallas gigantes de personas con enfermedades terminales. Mientras tanto, el resto de los mortales les fotografiamos, cocinamos para ellos, limpiamos su basura, en fin, les servimos… Pero, esto es seguro, disfrutamos infinitamente más los deliciosos platos que cocinaron para ellos y nosotros  comemos medio a escondidas, deprisa, como con miedo a ser descubiertos en falta, en un rincón, sintiéndonos un poco ladrones, pero sintiéndonos secretamente bien por serlo de vez en cuando.

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