martes, 18 de octubre de 2011

Planetas alineados

Todo se ha vuelto tan sencillo que saldré a la calle, miraré al cielo y sabré dónde encontrarte. Por fin parece que los planetas han decidido alinearse.
 “Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual de nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo dentífrico.”
Cortázar, Julio. Rayuela

sábado, 15 de octubre de 2011

Autolesión

En mismo instante en que él le mostraba los cráteres de esa luna que extrañamente se mantuvo llena durante una semana completa (únicamente aguardando ese día, ese momento en que se encontraron por segunda vez), se comenzó a desdibujar la última pieza del puzle que todavía permanecía intacta. Repitió mentalmente unas mil veces la frase que siempre le venía a la cabeza en estos casos: “Tout va bien. Tout va bien. Tout va bien”. Pero negar la evidencia no era suficiente. De alguna forma necesitaba infringirse dolor para pensar con más claridad, para volver a colocar las piezas en su lugar. Una vez más dejaría de fumar. No había nada en el mundo que le provocara a la vez tanto sufrimiento y tanto alivio en los momentos críticos como pasar de fumadora compulsiva a ex fumadora y viceversa.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La próxima vez que desee algo tendré más cuidado, no sea que se vuelvan hacer realidad mis sueños y luego no sepa cómo darles esquinazo.

lunes, 10 de octubre de 2011

Vértigo al silencio

Un porteño es capaz de:
Estirar las vocales hasta límites insospechados para que no quede ni un solo segundo de silencio entre idea e idea.
Pasar diez minutos respondiendo a una pregunta que en realidad no exigía más que un par de palabras hasta que olvides el objeto principal de tu curiosidad.
Mentir de forma delirante con tal de alargar una historia a sus ojos demasiado corta o insulsa.
Hacerte partícipe de todas las fases de una de sus obsesiones con tal de no pensar más de lo que su voz sea capaz de expresar.
Dar ejemplos hasta el absurdo ante una duda sobre el significado de una palabra, no vaya a ser que luego no sepa de qué hablar.
Enumerar todos los tipos de zapatos que existen sobre la faz de la tierra únicamente para decirte qué número calza en cada uno de ellos (que, como era de esperar, siempre es el mismo)
Todo ello con un único fin: no sufrir el profundo vértigo que a la gran mayoría les produce el silencio.

Y yo quiero todo esto

Quiero vivir siempre en una gran ciudad,
en realidad, en todas las grandes ciudades.
Quiero un trabajo que me robe el menor tiempo posible, la menor energía mental imaginable y que me aporte el dinero justo para sobrevivir.
Quiero despertarme cada día a la hora que me pide el cuerpo.
Quiero prescindir del transporte público y volver a tener una bicicleta rosa.
Quiero un amante sofisticado y con la capacidad de hacerme reír.
Quiero aprender fontanería, árabe y a tocar el contrabajo
(por sólo citar algunos ejemplos)
Quiero vivir sola en una casa de planta baja con patio.
Quiero volver a hacer exclusivamente las fotos que quiero.
Quiero aprender a mantenerme alejada de la gente infeliz
y rodearme únicamente de personas sabias y sencillas.


Quiero tener el mar siempre suficientemente cerca,
para cualquier apuro.
Quiero tener la capacidad de encontrar las palabras justas en el momento adecuado
(y no dos horas después).
Quiero una vida en la que no necesite días de descanso ni vacaciones.
Quiero que cada mañana de los domingos tengan exactamente los mismos ingredientes:
mamá, vermut, pinchos y cigarrillos.
Quiero ver el sol al menos trescientos días al año.
Quiero morir a los cincuenta y cinco
y cada año sentir la necesidad de estirar un poco más esta fecha.

Hoy no estoy - Gustavo Taretto

8 minutos de buen gusto para contrarrestar una tarde totalmente exenta de él

viernes, 7 de octubre de 2011

Una bofetada a tiempo

Una bofetada contundente y sonora resulta a veces la única forma de salir de un profundo estado de enajenación mental.  De haberlo sabido, la hubiera provocado mucho antes.

Medianeras - Gustavo Taretto



"Buenos Aires crece descontrolada e imperfecta. Es una ciudad superpoblada en un país desierto. Una ciudad en la que se yerguen miles y miles y miles de edificios. Sin ningún criterio. Al lado de uno muy alto hay otro muy bajo. Al lado de uno racionalista hay un irracional. Al lado de un estilo francés hay otro sin ningún estilo. Probablemente estas irregularidades nos reflejen perfectamente. Irregularidades estéticas y éticas. Estos edificios, que se suceden sin ninguna lógica, demuestran una falta total de planificación. Exactamente igual a nuestras vidas. La vamos haciendo sin la más mínima idea de cómo queremos que nos quede."

jueves, 6 de octubre de 2011

Cambios de estado


Últimamente la vida se ha vuelto bien extraña.
Los números de teléfono han pasado a un segundo plano en el arte del flirteo, ahora lo esencial es intercambiar los nombres en Facebook. Para mostrar tu interés por alguien que acabas de conocer, has de enviarle una solicitud. Sin embargo, depende del desparpajo de cada uno el que esa relación quede ahí (has abierto un agujerito por el que me entero de tu vida y tú otro por el que te enteras de la mía) o evolucione. Un mensaje en el muro resulta todo un acto de valentía. Los mensajes privados ya empiezan a parecer tan anticuados como las cartas personales escritas a mano.
Los ex amantes malheridos sufren verdaderas crisis al ver una nueva amistad sospechosa en el perfil de su antiguo compañero/a, espasmos si ven un corazoncito o alguna frase reveladora en su muro, en donde no pueden dejar de entrar compulsivamente varias veces al día. Incluso unos aparentemente inocentes puntos suspensivos pueden ser fatales.
Para eliminar a alguien de tu cabeza, de tu vida, de tu pasado, no tienes más que borrarlo de tu lista de amigos. Si quieres ser categórico, sólo hay que pulsar el botón de bloquear.
Ya no hace falta comunicar personalmente la ruptura de una relación o el inicio de una nueva a tus conocidos, simplemente ven tu cambio de estado de “tiene una relación” a “soltero” o viceversa. Lo más sorprendente de todo es que algunos insensatos cometen la osadía de marcar un “me gusta” en el primero de los casos.
Los hay más y menos exhibicionistas pero siempre hay algún indicio de la vida personal de lo que se supone es nuestro círculo de amigos.
La vida se ha vuelto realmente extraña.
Las reuniones de amigos, incluso las conversaciones entre algunos amantes, se extinguen poco a poco delante de un monitor.
Coleccionamos amigos virtuales. El tener menos de doscientos amigos (¡doscientos!) nos haría parecer seres extremadamente asociales, alguien de quien desconfiar.
Un día de estos voy a tirar la compu y el celular por la ventana y voy a volver a ver televisión. Estoy empezando a pensar que, a pesar de todo, era mucho más sana que todo esto.  

Síndrome de Estocolmo

Siete meses sufriendo el más dulce síndrome de Estocolmo.
Encerrada en mi zulo. Condenada a regresar mentalmente a cientos de lugares que he visto en una de mis anteriores vidas y a otros muchos en los que nunca he estado ni estaré.
Mientras escribo, siento la implacable mirada de mi raptor, un hermoso e histérico travesti de ojos castaños que unos días me promete amor eterno y otros asegura odiarme desde lo más hondo de sus entrañas.