- Sentir constantes ganas de X (comer, llegar a casa, hacer un descanso, tomar una cerveza, echar un polvo, salir a la calle, etc.) para después de X... fumar. X solo era la excusa y el cigarro el verdadero objetivo.
- Tratar de llenar con humo (a falta de otra cosa) los huecos, los silencios, los espacios en blanco que quedan entre cosa y cosa, entre conversación y conversación... En definitiva, un claro caso de horror vacui.
jueves, 26 de abril de 2018
Dejar de fumar II: Hora 72
Dejar de fumar es:
No fue un sueño, las vi
Caminar durante horas y, por fin, volver a ver fotos.
Ver fotos y no tener una cámara a mano.
Ver fotos y no tener una cámara a mano.
Lo propio como ajeno y lo ajeno como propio
Una maleta que dejé a más de 10.000 kilómetros con la promesa de volver pronto llega a mis manos (unas manos que claramente no son las mismas que la hicieron hace tres años) llena de trapos apolillados que recordaba como suntuosos vestidos, de recuerdos que ya no recuerdo qué pretendía que me recordaran, de fotos ajenas que son lo único que reconozco como propio...
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