jueves, 29 de septiembre de 2011

Tormentas eléctricas

He de reconocer que los culpables de la tormenta de anoche fuimos nosotros. Me disculpo públicamente por todos los aparatos eléctricos que hemos echado a perder en la ciudad.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Amores sucios

No podía dejar de mirarle. Esa boca a la que le faltaba un diente, sus uñas sucias, los ojos que parecían querer salir de sus cuencas, las cejas enormes y negrísimas, un cuerpo desgarbado de poco más de setenta kilos distribuidos a lo largo de casi un metro noventa, su cara surcada por el tiempo. Y sin embargo, cada vez que abría la boca para poner en evidencia su inmenso despiste, a ella se le retorcía el corazón.  Quizás porque imaginaba un ser siniestro,  un trágico pasado llena de historias terribles, un degenerado con el cerebro lleno de las más complicadas perversiones. Por momentos sentía que amaba a ese desconocido. Era tan feo que resultaba hermoso.  Y él ni tan solo se dignaba a mirarla.
Su mayor virtud era el tesón. Hacía lo posible por estar cerca de él, por provocar una conversación, una mirada… Hasta que un día él cayó en la cuenta de su marcado acento extranjero y le hizo la pregunta que abría todas las puertas “¿De dónde sos?”. Durante unos minutos el mundo ajeno a ellos dos se evaporó, se levantó un alto muro de hormigón que los separaba del resto. Ya no había nadie a su alrededor, los ruidos cesaron, los otros olores desaparecieron.
Charlaron sobre nimiedades, se preguntaron por sus vidas. Por fin descubrió su nombre (en realidad, no podía ser otro) y se destapó esa parte misteriosa con la que tanto había fantaseado: le confesó que estudiaba en una escuela bíblica y después de un año se convertiría en pastor evangelista. Ella no pudo evitar una sonora carcajada. Más que del descubrimiento se reía de sus fantasías, tan alejadas de la realidad (aunque quizás no tanto). Él la miró con ojos interrogantes, extrañados, como siempre muy serio, y a partir de ese momento ya no apartó su mirada de ella hasta que se separaron en la estación.
Se subió al vagón y, ya sin poder contenerse más, estalló en ese tipo de risa que sólo brota cuando nos damos cuenta de cuán estúpidos podemos llegar a ser. Y a la vez se dio cuenta de que, una vez más, el desengaño no extirpó la ilusión, sino que no hizo más que darle rienda suelta.  

viernes, 23 de septiembre de 2011

Raíces

La respuesta a la pregunta sobre mi procedencia cuando viajaba por países no hispanoparlantes era francamente fácil: soy española. Con esto generalmente mi interlocutor ya se daba por contento.
En Argentina se complicó un poco. “¿Española, pero de donde?” Respuesta: “Asturias”, y tras la cara de ligero desconcierto: “en el norte”.
En el resto de España se afinaba un poco más: ¿Asturiana, pero de qué ciudad? Lo que solía solventar con un: “nací en Gijón pero me crié cerca de Oviedo”. Aceptaban esta respuesta como válida y no me daba más quebraderos de cabeza.
Sin embargo, esta pregunta adquirió una tonalidad casi existencial cuando era formulada en Asturias. Un poco por costumbre, después de tantos años fuera, decía “Asturiana”, sin más, a lo que invariablemente me respondían: “sí, ya, pero ¿de dónde?”. La primera vez hice el esfuerzo y contesté: nací y viví el primer año de mi vida en Gijón, pero me crié en Lugones, viví una temporada en Collao y luego Oviedo, más tarde en otros sitios de España y de Europa. Ahora estoy temporalmente viviendo en Villaviciosa, pero cuando me mudé debía de ser la tercera vez que lo pisaba en mi vida. ¿Y mi familia? Sigue viviendo en Collao. En realidad, para mí es una pregunta un poco compleja. No sabría muy bien decirte de dónde soy exactamente.
Ahora lo pienso y creo que el hecho de poder ahorrarme toda esta sarta de complicadas explicaciones, que en realidad no llevan a ningún sitio, es una de las cosas que me hace unos cuantos grados más feliz.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Historia del que nunca podía olvidar


"El ruso Salzman tuvo muchas novias. Y a decir verdad solía dejarlas al poco tiempo. Sin embargo, jamás se olvidaba de ellas.
Todas las noches sus antiguos amores se le presentaban por turno en forma de pesadilla. Y Salzman lloraba por la ausencia de ellas.
La primera novia, la verdulera de Burzaco, la pelirroja de Villa Luro, la inglesa de La Lucila, la arquitecta de Palermo, la modista de Ciudadela. Y también las novias que nunca tuvo: la que no quiso, la que vio una sola vez en el puerto, la que le vendió un par de zapatos, la que desapareció en un zaguán antes de cruzarse con él.
Después Salzman lloraba por las novias futuras que aún no habían llegado. Los hombres sabios no se burlaban del ruso pues comprendían que estaba poseído por el más sagrado berretín cósmico: el hombre quería vivir todas las vidas y estaba condenado a transitar solamente por una. Aprendan a soñar los que se contentan con sacar la lotería…"
Alejandro Dolina. "Historia del que nunca podía olvidar" en El Ángel Gris.

martes, 20 de septiembre de 2011

Extremos

Conduzco a toda velocidad de un extremo al otro y ni tan sólo siento un ligero mareo. No sé si he llegado a la indolencia absoluta o he muerto ya en un accidente de tráfico sin darme cuenta.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Un regalo inesperado



Hoy, un desconocido me ha hecho un regalo inesperado. Lástima que sólo sepa su nombre, porque le amaría el resto de mi vida.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Las rubias de Kiarostami

Son cinco, todas rubias (de diferentes tonalidades), divinas, cerca de los cincuenta. Sin lugar a dudas, han ido a la peluquería para la ocasión.
Cuando las veo llegar pienso que son clientas del elegante hotel en cuya planta baja está una sala de proyección de cine independiente.
Pero no. Se dirigen hacia la mesita donde se venden las entradas. Una de ellas saluda efusivamente al cajero y bromea sobre un descuentito por haber traído a sus amigas.
¿Quiere dárselas de interesante delante de sus amigas en su reunión anual? ¿Conoce al cajero desde hace poco y pretende seducirle? No tengo ni idea, lo único que sé es que su animada conversación sobre el solárium y el gimnasio resulta francamente desentonada en una fila que espera ansiosa a ver la última película de un director iraní. Mientras hablan se miran disimuladamente de arriba abajo discretamente, buscando en las otras una arruga más, un kilito que sobre, calibrando la calidad de su ropa y su calzado, el posible coste de su peluquero, envidiándola secretamente por haber encontrado un mejor partido que ella. En un momento una de ellas profiere una frase reveladora “Yo voy a clase de spinning, no me voy a quedar en casa llorando”.
Entramos a la sala. Van derechas a las primeras filas. Extraño. Pero, como era de esperar, pronto alguna de ellas dice que no vayan tan cerca de la pantalla (no vaya a parecer que están en un cine y no delante de su televisor de plasma en casa).
Me siento y las oigo cotorrear y reír animadamente. Pienso esperanzada: quizás haya un antes y un después para estas mujeres con esta película. Quizás su evidente frivolidad se vea ligeramente trastocada.
Imposible olvidarse de ellas durante la proyección. Sus incomprensibles risotadas y sus comentarios constantes inundan de vez en cuando la sala.
Cuando me levanto no puedo evitar mirarlas una por una, para comprobar si hay en sus caras una señal, algo que evidencie el esperado cambio.
Una de ellas duerme plácidamente tapada con su chaqueta (he de admitir que los sillones eran demasiado cómodos para un cine). El resto parlotea animadamente alrededor de la rubia durmiente.
No ha ocurrido nada. Salgo decepcionada de la sala.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Papeles

La vida es una película improvisada en la que vamos cambiando de papel dependiendo del reparto, representando papeles incluso antagónicos en un solo día.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Exceso de equipaje

Vivo en un lugar donde las niñas roban la belleza a sus madres desde el vientre,
el primer contacto con el sexo modifica la forma de la cara,
los Porsches rojos se consiguen con sólo desearlos con convicción,
los números se repiten hasta volvernos locos,
la cumbia se mete en las venas sin quererlo,
se ama a las personas como a un equipo de fútbol, a un político o a un profeta.
Vivo en un lugar en el que nunca sobra espacio en el equipaje para la razón.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Notre jour viendra - Romain Gavras



“¿Mi pelo os irrita?
Lo dejaré crecer.
Mis acciones,
mis actitudes, ¿os molestan?
Pues las aumentaré.
Y cuando,
bajo la lluvia de vuestro sarcasmo,
permanezco indiferente
frente a vosotros,
y puedo ser por fin
quien realmente soy,
a pesar del disgusto,
a pesar de la vergüenza,
a pesar de todo eso,
me amaréis
por lo que soy. "

miércoles, 7 de septiembre de 2011

24 horas

Durante veinticuatro horas
Di “no” cada vez que quieras decir “sí”
Pon tu mejilla cuando te ofrezcan una boca
Hazte férreo defensor de la causa más injusta
No devuelvas las sonrisas
Vístete como la tribu urbana que más detestas
Aliméntate exclusivamente a base de coles de Bruselas
No respondas a una llamada anhelada durante días
Sonríe a tu peor enemigo
Enoja a tu mejor amigo
No fumes ni un solo cigarrillo
Siéntete un auténtico gilipollas justo antes de acostarte

domingo, 4 de septiembre de 2011

Les Amours Imaginaires - Xavier Dolan



-          Fumaba mucho entonces. Me encanta fumar. Fumar un cigarrillo es como... olvidar. Cuando apuro la colilla es todo lo que tengo. Encender, fumar, callar las cagadas. Oculta la mierda. El humo oculta la mierda. Los hay de mentol y vainilla. Hay a quien les gustan. Tabaco mentolado. De vainilla. Cigarros de chocolate. Cigarrillos, cigarrillos. Los cigarrillos evitan que me vuelva loca. Me mantienen viva. Me mantiene viva hasta que muera.
-          ¿Estás bien?
         (…)
-          Sé que era él. Nunca amaré a nadie tanto. Lo asumo. Sé que normalmente es más tarde cuando conoces a tu alma gemela. Qué mal. Ha pasado ahora a mis 25 años. No tiene que ver con el sexo. No me importa el sexo. Eso no es lo principal. Lo importante es... despertarte con alguien. Compartir la cuchara. Eso es lo importante, la cuchara. Saber que si llega un mal tipo, hay alguien. Eso es una metáfora. Nunca llegan tipos malos. Despertarte con el viento, un vientre cálido, la persona a la que amas respirando en tu hombro. Eso es, la cuchara. Sí. Debo parecer... ¿Habrá conocido a deprimentes como yo o soy la primera?
-          ¡Dios! 20 años de peluquera, he peinado a muchas cucharas solas.

sábado, 3 de septiembre de 2011