lunes, 10 de octubre de 2011

Vértigo al silencio

Un porteño es capaz de:
Estirar las vocales hasta límites insospechados para que no quede ni un solo segundo de silencio entre idea e idea.
Pasar diez minutos respondiendo a una pregunta que en realidad no exigía más que un par de palabras hasta que olvides el objeto principal de tu curiosidad.
Mentir de forma delirante con tal de alargar una historia a sus ojos demasiado corta o insulsa.
Hacerte partícipe de todas las fases de una de sus obsesiones con tal de no pensar más de lo que su voz sea capaz de expresar.
Dar ejemplos hasta el absurdo ante una duda sobre el significado de una palabra, no vaya a ser que luego no sepa de qué hablar.
Enumerar todos los tipos de zapatos que existen sobre la faz de la tierra únicamente para decirte qué número calza en cada uno de ellos (que, como era de esperar, siempre es el mismo)
Todo ello con un único fin: no sufrir el profundo vértigo que a la gran mayoría les produce el silencio.

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