sábado, 15 de octubre de 2011

Autolesión

En mismo instante en que él le mostraba los cráteres de esa luna que extrañamente se mantuvo llena durante una semana completa (únicamente aguardando ese día, ese momento en que se encontraron por segunda vez), se comenzó a desdibujar la última pieza del puzle que todavía permanecía intacta. Repitió mentalmente unas mil veces la frase que siempre le venía a la cabeza en estos casos: “Tout va bien. Tout va bien. Tout va bien”. Pero negar la evidencia no era suficiente. De alguna forma necesitaba infringirse dolor para pensar con más claridad, para volver a colocar las piezas en su lugar. Una vez más dejaría de fumar. No había nada en el mundo que le provocara a la vez tanto sufrimiento y tanto alivio en los momentos críticos como pasar de fumadora compulsiva a ex fumadora y viceversa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario