jueves, 6 de octubre de 2011

Cambios de estado


Últimamente la vida se ha vuelto bien extraña.
Los números de teléfono han pasado a un segundo plano en el arte del flirteo, ahora lo esencial es intercambiar los nombres en Facebook. Para mostrar tu interés por alguien que acabas de conocer, has de enviarle una solicitud. Sin embargo, depende del desparpajo de cada uno el que esa relación quede ahí (has abierto un agujerito por el que me entero de tu vida y tú otro por el que te enteras de la mía) o evolucione. Un mensaje en el muro resulta todo un acto de valentía. Los mensajes privados ya empiezan a parecer tan anticuados como las cartas personales escritas a mano.
Los ex amantes malheridos sufren verdaderas crisis al ver una nueva amistad sospechosa en el perfil de su antiguo compañero/a, espasmos si ven un corazoncito o alguna frase reveladora en su muro, en donde no pueden dejar de entrar compulsivamente varias veces al día. Incluso unos aparentemente inocentes puntos suspensivos pueden ser fatales.
Para eliminar a alguien de tu cabeza, de tu vida, de tu pasado, no tienes más que borrarlo de tu lista de amigos. Si quieres ser categórico, sólo hay que pulsar el botón de bloquear.
Ya no hace falta comunicar personalmente la ruptura de una relación o el inicio de una nueva a tus conocidos, simplemente ven tu cambio de estado de “tiene una relación” a “soltero” o viceversa. Lo más sorprendente de todo es que algunos insensatos cometen la osadía de marcar un “me gusta” en el primero de los casos.
Los hay más y menos exhibicionistas pero siempre hay algún indicio de la vida personal de lo que se supone es nuestro círculo de amigos.
La vida se ha vuelto realmente extraña.
Las reuniones de amigos, incluso las conversaciones entre algunos amantes, se extinguen poco a poco delante de un monitor.
Coleccionamos amigos virtuales. El tener menos de doscientos amigos (¡doscientos!) nos haría parecer seres extremadamente asociales, alguien de quien desconfiar.
Un día de estos voy a tirar la compu y el celular por la ventana y voy a volver a ver televisión. Estoy empezando a pensar que, a pesar de todo, era mucho más sana que todo esto.  

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