lunes, 22 de agosto de 2011

Buenos Aires

Pequeños empresarios que dicen ser italianos con impecable acento porteño
Iglesias transformadas en salas de concierto
Artistas de carnosos labios rojos que se drogan y se sienten lesbianas por una noche
Quinchos, locales comerciales, casas de aperos… cualquier espacio, convertido en un hogar
Niñas que se creen princesas durante la primera noche de sus quince años
Oficinistas que fantasean con convertirse en artesanos
Locales nocturnos que eventualmente son salas de cine, mercadillos, cualquier cosa
Modernos que viajan en coches fúnebres
Sinagogas que mutan en circos, colectivos que se vuelven teatros…
Urbanitas atrapados en el gris que tienen sueños monocromáticos en verde.

Buenos Aires se transforma, se disfraza, se camufla, se esconde, se renueva y reinventa a cada segundo, constantemente, sin poder evitarlo. Es la única vía de escape a su gran mal: querer estar siempre en otro lado.

1 comentario:

  1. "No nos une el amor sino el espanto, será por eso que la quiero tanto..." J L Borges

    ResponderEliminar