viernes, 10 de febrero de 2012
Idiosincrasia nacional
Mujeres neuróticas que rondan los cuarenta se pintan el pelo de amarillo y se inyectan silicona de forma compulsiva, humilladas por maridos infieles (o potencialmente infieles) a los que les dieron descendencia de forma prematura como estrategia para atrapar a un príncipe azul que no resultó ni tan azul ni tan príncipe. Mientras tanto, los hijos van creciendo a ritmo de esta pequeña tragedia cotidiana, convirtiéndose en carne de cañón de enroscadas y eternas terapias, en futuras mujeres neuróticas, en futuros hombres infieles, en padres de hijos desequilibrados.
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El amor es el mejor fijador, pero si no se conserva en buenas condiciones, tambien se estropea.
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