En Montevideo todos los días huelen a domingo.
La gente no tiene miedo de mirarse a los ojos.
La ciudad abre los brazos a su camaleónico río.
El río abre los brazos al océano, inmenso.
Montevideo tiene alma de pueblo.
La gente no tiene miedo de mirarse a los ojos.
La ciudad abre los brazos a su camaleónico río.
El río abre los brazos al océano, inmenso.
Montevideo tiene alma de pueblo.
Sí, los porteños tienen razón: Montevideo es menos.
Menos histérica
Menos caprichosa
Menos bulímica
Menos egocéntrica
Menos frívola
Menos histérica
Menos caprichosa
Menos bulímica
Menos egocéntrica
Menos frívola
El día en que me canse de mis mil amantes de nombre Buenos Aires, reaprenderé a caminar despacio y pediré tu mano, Montevideo.
Es fantástica esta serie!
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