viernes, 23 de septiembre de 2011

Raíces

La respuesta a la pregunta sobre mi procedencia cuando viajaba por países no hispanoparlantes era francamente fácil: soy española. Con esto generalmente mi interlocutor ya se daba por contento.
En Argentina se complicó un poco. “¿Española, pero de donde?” Respuesta: “Asturias”, y tras la cara de ligero desconcierto: “en el norte”.
En el resto de España se afinaba un poco más: ¿Asturiana, pero de qué ciudad? Lo que solía solventar con un: “nací en Gijón pero me crié cerca de Oviedo”. Aceptaban esta respuesta como válida y no me daba más quebraderos de cabeza.
Sin embargo, esta pregunta adquirió una tonalidad casi existencial cuando era formulada en Asturias. Un poco por costumbre, después de tantos años fuera, decía “Asturiana”, sin más, a lo que invariablemente me respondían: “sí, ya, pero ¿de dónde?”. La primera vez hice el esfuerzo y contesté: nací y viví el primer año de mi vida en Gijón, pero me crié en Lugones, viví una temporada en Collao y luego Oviedo, más tarde en otros sitios de España y de Europa. Ahora estoy temporalmente viviendo en Villaviciosa, pero cuando me mudé debía de ser la tercera vez que lo pisaba en mi vida. ¿Y mi familia? Sigue viviendo en Collao. En realidad, para mí es una pregunta un poco compleja. No sabría muy bien decirte de dónde soy exactamente.
Ahora lo pienso y creo que el hecho de poder ahorrarme toda esta sarta de complicadas explicaciones, que en realidad no llevan a ningún sitio, es una de las cosas que me hace unos cuantos grados más feliz.

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