sábado, 29 de enero de 2011

Actrices y guionistas II: una posible continuación de “Una pequeña catástrofe”

Chica sale de la oficina, se despide escuetamente de Chico, contradiciendo los planes que hizo mientras miraba el corrector dental de la funcionaria, y sale a la calle. Descorazonada por su cobardía, comienza a caminar hacia casa de su amiga, tiene que contarle que ha conocido a la persona más increíble que se ha cruzado en su vida (Chica siempre tuvo cierta tendencia a exagerar). Pero ¿por qué dejarlo todo en una simple anécdota que contar a su amiga?  No quiere que se quede aquí, no puede dejarlo aquí. En un arranque de valentía decide dejar de ser actriz y pasar a ser guionista de esta película. Deshace el camino andado y espera a Chico cerca de la oficina, no demasiado cerca, no vaya a ser que la valentía se le evapore en la espera, y junto a la parada del autobús por si éste aparece antes que Chico y lo pudiera interpretar como una señal de que es mejor irse.
Pero quizás Chico ya ha salido. En los minutos que transcurrieron mientras Chica se planteaba si volver o no volver probablemente Chico haya acabado su consulta y ya se haya ido. Respira aliviada pensando en esta posibilidad. Al menos la conciencia le quedará tranquila, lo ha intentado y además se ahorra el mal trago, el ocultar su nerviosismo, el esfuerzo para que todo parezca natural.
Al cabo de un minuto Chica ve a Chico salir de la oficina. El corazón de Chica está a punto de escapársele por la boca.  Chico camina mirando de frente. Chica camina detrás de él hasta alcanzarle. Toca su brazo y  en este instante siente cómo el destino tuerce su dirección con un volantazo, pero no sólo su destino sino tal cantidad de destinos que si Chica se pusiera a enumerarlos en ese momento quizás daría marcha atrás y no tocaría aquella cazadora de cuero negra.

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