sábado, 29 de enero de 2011

Actrices y guionistas I: Una pequeña catástrofe

Chica está harta, quiere irse. Necesita luz.
Chico está harto, quiere irse. Necesita aire.
Chica va a asesorarse a la oficina de emigración. Tiene cita a las 12.30
Chico va a asesorarse a la oficina de emigración. Nadie le informa que necesita cita previa.
Chica llega a la oficina, hay gente haciendo cola. A pesar de que tiene cita previa se suma a la espera. Son tres. A los cinco segundos empiezan a hablar. Un minuto más tarde Chica afina su oído y su vista, deja de oír y empieza a escuchar, deja de ver y comienza a mirar. Chico habla, gesticula, la atrapa. Apenas dos minutos más tarde la tercera persona que se encuentra entre Chico y Chica se hace totalmente invisible a sus ojos. Más tarde, recordando, Chica ni tan solo podría precisar en qué momento desapareció, pero sí, claramente se debió de colar, no importa, fue una manera de rascar unos segundos más a su limitadísimo tiempo. Hablan unos minutos más, hasta que hacen pasar a Chica. Chica es incapaz de concentrarse en  lo que le dice la funcionaria, sólo mira fijamente su corrector dental y planea cómo continuar esa conversación. La funcionaria de al lado cuelga el teléfono, Chica confía en que atienda a Chico,  y así poder salir a la vez de la oficina, pero no, la funcionaria dice a Chico que tiene que esperar a que Chica acabe, ella no puede atenderle. Chico vuelve a salir de la oficina y la funcionaria saca la lima e, imperturbable ante la mirada de furia de Chica, comienza su ardua tarea.
Acaba de ocurrir una pequeña catástrofe, un pequeño aborto de, quizás, una gigantesca historia.

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