sábado, 10 de marzo de 2012

Mi pegaso y yo

En una sola tarde mi pegaso y yo dimos una vuelta al mundo. Atravesamos océanos, subimos las montañas más altas, descansamos en mil ciudades distintas. Durante el trayecto yo le preguntaba dónde estábamos y se empeñaba en contestarme que ni tan sólo habíamos atravesado los límites de esta ciudad, inmensa, con tantas caras tan distintas.
A pocos kilómetros del cielo, donde esperábamos ver ángeles danzando, su pata se quebró. No me quedó más remedio que arrastrarlo de una oreja por toda la ciudad.
 Lo más penoso de nuestra derrota fue volver a la velocidad y a la altura del resto de los mortales. Hacía tiempo que no les miraba a los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario