De vez en cuando me apetece
echar a correr en pelotas por toda la Avenida Corrientes,
comprarme unos pantalones rojos,
dar un beso de tornillo a todo el vagón del Subte
(sin hacer distinción de sexo ni de edad),
gritar a pleno pulmón en medio de una misa,
volver a raparme el pelo,
decirte mil obscenidades en un colectivo atestado,
reír a mandíbula batiente en cualquier momento inapropiado.
Pero siempre me contengo.
No sé si se trata de una suerte o una desgracia,
me inclino más por la segunda opción.
echar a correr en pelotas por toda la Avenida Corrientes,
comprarme unos pantalones rojos,
dar un beso de tornillo a todo el vagón del Subte
(sin hacer distinción de sexo ni de edad),
gritar a pleno pulmón en medio de una misa,
volver a raparme el pelo,
decirte mil obscenidades en un colectivo atestado,
reír a mandíbula batiente en cualquier momento inapropiado.
Pero siempre me contengo.
No sé si se trata de una suerte o una desgracia,
me inclino más por la segunda opción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario